El vestido de cucaracha que vistió Cristina Pedroche, es el típico de pase de galería que después nadie compra. Un vestido que no te permite hacer vida social, ahora si suscita los instintos chabacanos sexuales de en una película de ciencia ficción donde muchos se harán la pregunta del ‘pescatero Antonio Recio’.

Con esto no queremos quitarle a su creador, Manuel Piña, los méritos como creador, modisto…, amigo de Almodóvar y otros gentleman latesleeper de la noche madrileña, en una España de transición que quería romper con todo y sin saber con lo que. La locura de la moda de los años 80, que empoderaba a la nueva mujer española como Rosi de Palma o Bibiana Fernández.

El vestido, perdón modelo metalizado, de tafetán calado y acabado con remaches metálicos fue presentado como una obra al renacer y a la naturaleza (luciérnaga). El abrigo que no es el tema, pero ha mejorado al nórdico (edredón), no han desentonado con los zapatos de la moda “chúpame la punta” y el gorro galáctico, inspirado en el medievo. Lo del rapado si es por una buena causa envainamos la espada, aunque creemos que con su pelo no le quedaría el peinado de la princesa Leila. Ahí lo dejamos para que cada uno quite su conclusión. Todo muy imaginativo si lo comparamos con un disfraz de Imegamind.

Pero no solo es nuestra critica, sino también la del escritor, periodista y presentador del Concierto de Año Nuevo, Martin LLade que lo califica de modelito de los “Caballeros del Zodiaco”.

En fin, para que seguir dando la turra, lo que está claro es que, entre tanto canal hasta de la misma cadena, tienen que hacerse competencia para conseguir ser líder de cuota de pantalla, donde se supone que estará por poderío el ultimo y primer anuncio del año y la forma que ha de ser sin recurrir a lo chabacano es la creatividad comercial.