El SMI queda fijado en 1.000 euros mensuales distribuidos en catorce pagas

Las empleadas y empleados de hogar deberán percibir un mínimo de 7,82 euros brutos por cada hora efectivamente trabajada.

El SMI queda fijado en 1.000 euros mensuales distribuidos en catorce pagas

El Consejo de Ministros ha  fijado el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para 2022, y establece las cuantías que regirán desde el 1 de enero, tanto para las personas trabajadoras fijas como eventuales o temporeras, así como para las empleadas y empleados de hogar.

El objetivo es que las personas trabajadoras vean reconocido su derecho a una remuneración equitativa y suficiente, situándolo en el 60% del salario medio.

Durante esta legislatura se ha subido el SMI en los años 2020, 2021 y 2022, para que alcance el 60% del salario medio antes de finalizar la legislatura. La subida del SMI ha contribuido a reducir la brecha salarial entre 2019 y 2020 en cerca de cinco puntos. 

El incremento es fruto del Diálogo Social y acordado con los sindicatos CCOO y UGT.

El aumento del SMI promueve un crecimiento y una recuperación de la actividad económica sostenida, sostenible e inclusiva, a la erradicación de la pobreza, con políticas orientadas a la creación de puestos de trabajo decentes y con una mayor igualdad salarial, en especial entre mujeres y hombres.

Cuantías mínimas

El SMI queda, en virtud de esta norma, fijado en 1.000 euros mensuales distribuidos en catorce pagas, lo cual, implica una retribución salarial de 33,33 euros al día con carácter general.

Los trabajadores y trabajadoras eventuales y temporeras cuyos servicios no superen los 120 días en la misma empresa, percibirán un mínimo de 47,36 euros por jornada legal.

Las empleadas y empleados de hogar deberán percibir un mínimo de 7,82 euros brutos por cada hora efectivamente trabajada.

Subida avalada

La subida sigue el dictamen de la Comisión para alcanzar el 60% del salario medio antes de que concluya la legislatura.

El aumento del SMI combate la desigualdad, la pobreza laboral, la brecha salarial de hombres y mujeres, la precariedad salarial de los colectivos más vulnerables.

Beneficia, de forma especial, las personas con menos ingresos laborales, de manera específica a las mujeres y a las personas jóvenes, las que tienen contratos temporales o trabajan a tiempo parcial, en actividades de bajos salarios y en los territorios con menor nivel de desarrollo.

El SMI queda fijado en 1.000 euros mensuales distribuidos en catorce pagas
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