Patrimonios y legados de Ceuta: la Biblioteca Histórico Militar

AUTORA: Valeria Aguiat Bobet. (Doctora en Historia Contemporánea) Investigadora y Colaboradora del Centro de Historia y Cultura Militar de Ceuta.

Patrimonios y legados de Ceuta: la Biblioteca Histórico Militar
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Las personas que por trabajo, turismo u ocio llegan a Ceuta comprenden en pocos días tres características relevantes de su idiosincrasia. Primero, la importancia del mar, que ha condicionado y condiciona todo el urbanismo y la vida de la ciudad, una ciudad que mira omnipresente hacia él. Segundo, la impronta militar en las fortificaciones, infraestructuras y edificios a lo largo de sus 18.5 Km2, producto de su situación geoestratégica en el Mediterráneo. Y, tercero, la convivencia palpable, casi esencialista, de las cuatro culturas (cristianos, musulmanes, judíos e hindúes), un símbolo innegable de la identidad de sus variopintas y heterogéneas gentes que nacería, siglos atrás, del encuentro entre culturas, entre Europa, África, América y el Próximo Oriente. Las tres características se retroalimentan y se interrelacionan dando origen a su peculiaridad cultural y patrimonial, convirtiéndose así en una de las “joyas de Castilla”, tal y como como escribiría en 1859 José A. Márquez del Prado en su colección Recuerdos de África.

Septem Frates, el nombre que le dieron los romanos, fue anhelada, fortificada, sitiada, conquistada y, de nuevo, anhelada, fortificada, sitiada y conquistada, para asegurar su posición desde la Antigüedad. Restos fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, vándalos, cordobeses, merinidas, mozárabes, árabes, bereberes, sefardíes, lusitanos e hispanos...se esconden y se vislumbran en todo su espacio geográfico. Entre todos, los más monumentales, construidos en los últimos siglos, se deben, por un lado, a la ocupación portuguesa en el siglo XV, quienes iniciaron la construcción de las Murallas Reales (1541) y, por otro, a los españoles, una vez se incorpora como “Fidelísima” al Reino de Castilla (1656), y de manera especial a partir del siglo XIX. Hasta entonces había crecido como un gran campamento militar con fortificaciones, baterías, presidios, torres de vigilancia, algunas de las cuales, cuenta la leyenda, fueron escondites de piratas-como el célebre Desnarigado-; aunque también incluiría instancias civiles y religiosas, patentes en el Santuario erigido en 1676 a la milagrosa Virgen de África, cuya festividad, el 5 de agosto, está a punto de celebrarse.

Sin embargo, la fisionomía actual de Ceuta se debe, sobre todo, a su título y a su papel como pasillo de entrada al norte de África. La impronta civil e intercultural comienza a incrementarse, pero también su carácter castrense, acentuado por la instauración del protectorado franco-español en Marruecos (1912) y sus posteriores sangrientos enfrentamientos, apaciguados a partir de 1927. Hasta 1956 duraría aquel protectorado en el que tanto Ceuta como Melilla, pasaron a ser sedes principales, junto con Tetuán, la capital, del protectorado español. La cercanía de la ciudad tetuaní con Ceuta, además, incentivaría este vínculo, ya marcado desde un punto de vista geográfico e histórico.

El resultado de tantos encuentros y desencuentros históricos, junto con la experiencia del protectorado, no pudo ser más prometedor: Ceuta, en la actualidad, se ha convertido en la heredera directa de un patrimonio histórico innumerable. Un repaso rápido por las calles y espacios de la ciudad, es un fiel reflejo de este legado multiforme: numerosas iglesias, las mezquitas, la sinagoga, el templo y el crematorio hindú, edificios modernistas, las vidrieras del Palacio Autonómico realizadas por Mariano Bertuchi -el pintor del protectorado- etcétera. Pero no ha sido el único regalo. El patrimonio documental y bibliográfico es otro de los bienes más singulares obtenidos, sobre todo aquellos relacionados con las instancias militares del que fue el Ejército de África. Prueba de ello son los tres museos históricos que se encuentran en distintos puntos de la ciudad (el Museo del Desnarigado, el Museo de la Legión y el Museo de Regulares), pero también el Archivo Intermedio Militar, situado en el Cuartel de Regulares, y la Biblioteca Histórico Militar. El Centro de Historia y Cultura Militar de la ciudad del Estrecho, perteneciente al Instituto de Historia y Cultura Militar de Madrid, es el órganFotoJet (5)o responsable de la gestión y conservación de dicho patrimonio.

De todos ellos, la biblioteca es uno de los espacios más interesantes y más desconocidos, tanto por los ceutíes como por los investigadores interesados en la historia de Ceuta, en la historia militar y la del protectorado de Marruecos. Creada en 1957 con el nombre Biblioteca Militar del Ejército del Norte de África, y ubicada en la calle Ingenieros (en fase de traslado parcial al Establecimiento de La Marina)), presenta más de 34.000 volúmenes a disposición de los usuarios e interesados, 4.000 de ellos anteriores a 1901, que incluyen facsímiles, revistas y periódicos militares y del protectorado, material cartográfico y audiovisual. El título de histórico, por tanto, no ha sido baladí: los fondos de la antigua Biblioteca Regional del Ejército, cuya sede estaba en Tetuán, así como de distintas unidades militares desaparecidas también en las ciudades de Larache, Alcazarquivir y de la propia Ceuta, se incorporaron directamente a sus salas desde la independencia de Marruecos.

Tal es la particularidad de la histórica biblioteca en este pedacito de África, que merece un periplo radiográfico por su colección patrimonial. Cuatro son las partes en las que podría dividirse: los fondos antiguos, los fondos de “África” relacionados con la primera mitad del siglo XX, los fondos militares de la “Sala de investigadores”, y las obras y publicaciones de mayor actualidad.

En primer lugar, destaca su Fondo Antiguo Civil, que contiene cientos de obras de diferentes siglos y distintas temáticas, que incluyen las primeras ediciones de las grandes obras de la literatura española y universal y numerosos compendios completos de Derecho Mercantil, enciclopedias, atlas ilustrados y topográficos. Además, conserva un ejemplar de la obra Opuscula mathematica, philosophica et philologica de Newton (1774) y otro de la correspondencia entre Leibniz y Bernoulli, Commercium pfilosophicum et mathematicum de 1745. No obstante, el Fondo Antiguo Militar, la otra sección de la colección histórica, resalta aún más por la multitud de anuarios y memorias de campañas en África, Ifni y Guinea Ecuatorial, así como una gran colección legislativa de Defensa, obras que, por lo general, no se encuentran fácilmente en las bibliotecas municipales de la ciudad. En este sentido, la Biblioteca Histórico Militar de Ceuta, es una de las reliquias del patrimonio español.

En segundo lugar, incluimos las publicaciones del siglo XX, entre las que se encuentra el Fondo de África. Esta colección presenta varias subseries: Ceuta-Melilla, Política, Geografía, Otras lenguas, Geografía, Estrecho de Gibraltar, Cultural, Histórica, Protectorado de Marruecos y Asuntos militares. Se trata de una colección que va desde 1901 hasta nuestros días pero que contiene más de 2.000 legajos de obras en árabe, español y francés del periodo colonial. Los anuarios, memorias y legislación de los años 20 y 30 de la ciudad de Ceuta y de otras de Marruecos, diferentes revistas como la de Tropas Militares, o periódicos como África de Ceuta y El Popular de Larache. Además, incluye toda una serie de facsímiles de los siglos XIX y XX sobre la historia de la ciudad africana del Estrecho, sobre sus tradiciones, arquitectura y sus gentes: Historia de Ceuta por José A. Márquez de Prado (1859), citado al principio de este artículo, en el que se realiza uno de los primeros esfuerzos en explicar y promocionar la historia y la importancia de la ciudad; El Diario Africano de Francisco de Zamora, una fuente inédita para la historia de Sebta en el siglo XVIII; y por poner otro ejemplo más, una publicación de 1936 sobre las Tradiciones y Milagros de Ntra. FotoJet (6)Sra. África, en el que se realiza un estudio de la trayectoria pretérita de la Virgen, las leyendas y el folklore asociados a ella.

En tercer lugar, la denominada Sala de Investigadores, no menos interesante, cuenta con otros miles de volúmenes en sus estanterías, pero esta vez, relacionados exclusivamente con el ámbito castrense. Esta sala es otro de los tesoros de la Biblioteca por la especialización de sus obras. Desde manuales militares, libros de estrategia, logística, enseñanza, espionaje, maniobras, protocolo, armada, todos ellos de diferentes décadas del siglo XX y XXI, hasta revistas temáticas de varios regimientos del Ejército español, del francés e incluso, del italiano. Una colección, que tampoco se encuentra fácilmente en cualquier biblioteca municipal. Además, se incluyen en esta serie, diferentes obras exclusivas del patrimonio militar ceutí, por ejemplo, sobre campeonatos de infantería realizados en la ciudad y otras festividades militares que complementan los recuerdos del ayer pero también la riqueza cultural de una ciudad con un inigualable pasado marcial.

Por último, se encuentran los libros más actuales, que incluyen diferentes temáticas, tipologías y categorías variadas (historia, geografía, geopolítica, fotografía, derecho, ciencias naturales, política, literatura, ensayos…), tanto de Ceuta como de diferentes países y áreas; aquellos que, si bien se pueden encontrar en cualquier librería, enriquecen sus estanterías y ofrecen a los lectores y usuarios la oportunidad de introducirse en sus páginas. En este grupo, quizás, los más relevantes sean aquellos que están ligados íntimamente a la ciudad, autoría de sus propios ciudadanos y que recuerdan sus variopintas memorias y la vida intercultural de su identidad. Por ejemplo, Evocaciones Ceutíes (2007), escrito por un miembro de la comunidad hindú, Sundardas Hardasmal, recrea la trayectoria intercomunitaria de la ciudad desde su nacimiento en 1930 hasta el año 2000. Julio Contreras, quien ha dedicado numerosas obras a la historia de Ceuta, nos lleva en una de tantas ocasiones a la historia la Compañía del Mar (1997), una compañía también exclusiva de la ciudad. Otros relatos sobre experiencias municipales se observan en Historia de mi barrio. La Colonia Weil (2015), también conocida como “la colonia de culturas”; o el Real Album de Ceuta, un repertorio fotográfico sobre las visitas reales a la ciudad desde el siglo XIX, cortesía de Francisco Sánchez Montoya (1991).

La Biblioteca Histórico Militar de Ceuta, de este modo, no solo nos recuerda la importancia de sus más de XX siglos de Historia Militar (2001), tal y como se denomina otra obra de Julio Contreras, sino su importancia como enclave geoestratégico del Estrecho, un espacio de encuentros y desencuentros de culturas y memorias. Y más que eso, conserva y gestiona un patrimonio bibliográfico y documental único y a libre disposición de los usuarios.

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