Hacia un modelo coherente de seguridad pública

Actualmente las Policías Locales dependen de las políticas de seguridad que estimen oportunas a nivel municipal y en las que la colaboración entre los diferentes actores en la emergencia, dependen más de los intereses personales de los responsables que de una necesaria homogeneización de protocolos, procedimientos, colaboración o coordinación entre ellos, opino que las policías locales son el cimiento de la seguridad local en consonancia con la cercanía a la ciudadanía. Son una herramienta esencial dirigida a solventar una gran cantidad de necesidades vecinales que se han convertido en problemas de seguridad y que no son competencias de los cuerpos estatales.

No todo debería ser seguridad ciudadana, el objetivo prioritario de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, competencia exclusiva del mismo, que no excluyente de las policías locales, las cuales también desarrollan estas funciones con muchísima profesionalidad desde hace años. Esta necesidad de prestar servicio y solventar problemas a los ciudadanos, objetivo principal de políticas tanto a nivel nacional como local, está necesitada de una inversión real y decidida en potenciar este tipo de servicios locales, que no solo debería ser soportada únicamente por las entidades locales o autonómicas, necesitaría de una apuesta de la Administración a nivel nacional con partidas presupuestarias dedicadas a tal fin.

Esta falta de compromiso verdadero por parte de las administraciones, hacen que existan ciudadanos de primera y de segunda en función de la calidad del servicio de seguridad recibido, lo que determina desigualdades en el disfrute de los derechos fundamentales. Reformar un modelo de policías empezando por el tejado y olvidar los cimientos, dará pie a que se acrecienten las desigualdades de la ciudadanía y determinará la falta de éxito en un corto espacio de tiempo.

Existe una necesidad urgente de coordinación y de poseer protocolos conjuntos en esta materia, de esta manera se estaría creando un modelo coherente de seguridad pública que garantizaría la adecuada organización, competencias y coordinación entre todas las policías actuantes, pensando de forma prioritaria en las necesidades de la ciudadanía antes de intereses personales como está sucediendo en la actualidad.

Sería necesario y muy importante hacerles saber a los mandatarios de los consistorios que las policías locales tienen unas funciones muy claras que están recogidas en la Ley Orgánica 2/1986 de 13 de marzo, de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. No tienen claras las funciones de las mismas o simplemente pretenden que estas desarrollen labores que no les competen, como por ejemplo encargarse de un animal que ha sido recogido de la calle y trasladado a dependencias policiales. No es el encargado de alimentar a estos animales, ni de entregar el pienso a los voluntarios que se encargan de alimentar a las colonias felinas. De todo esto debe encargarse el veterinario adscrito al ayuntamiento en cuestión y no echar balones fuera. Las policías deben estar para desempeñar sus funciones y no para hacerles el trabajo a otros que no lo quieren hacer, pero sí cobrar de la administración.

Si queremos tener una Policía Local del siglo XXI y moderna no se puede consentir que un concejal de seguridad permita y no solo eso, sino que obligue a los policías a que ejecuten estos menesteres cuando deben ocuparse de otros. Esto ocurre concretamente en el municipio de Alcantarilla, Murcia.

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