Viejos vicios que acompañan este nuevo año

José Antonio Carbonell Buzzian
José Antonio Carbonell Buzzian

Es cuanto menos risorio el mensaje de dirigentes políticos a los ceutíes, mensajes llenos de esperanza y optimismo, donde su balance para este mismo año es el de empezar a ver la luz, pero yo me pregunto a qué luz se refieren, porque sigue habiendo muchas familias que no tienen ni para comer, una red clientelar que siguen manteniendo, un paro en jóvenes que no para de subir, unos planes de empleo que son pan para hoy y hambre para mañana y una ciudad que tiene pinta de que va a seguir siendo subvencionada.

Según estos dirigentes, han logrado que en los próximos Presupuestos Generales del Estado incluyan un 25% más de inversión para nuestra ciudad y observamos que seguimos viviendo de las migajas que nos quieran dar desde el Gobierno central, da igual quien gobierne porque somos una moneda de cambio para lograr votos.

El arte de hacer falsas promesas a los ceutíes con vistas a un supuesto buen fin, ha estado presente en la reflexión política durante más de veinte años, cuyo escenario ha sido y será la mentira y la falacia de políticos sin escrúpulos que solo quieren seguir gobernando a toda costa sin importarles nada el presente ni el futuro de una urbe que necesita de personas intrépidas dispuestas a darlo todo.

Pero todo esto tiene un trasfondo y no es otro que, tenemos elecciones autonómicas a la vista, de ahí las promesas. Estamos, por lo tanto, ante un brindis al sol y pese a ello casi todos los partidos políticos mantienen su compromiso dispendio en los programas que presentarán las próximas elecciones.

Ceuta necesita un cambio político en torno a un eje de sensatez, consciente en ajustar los ritmos del tiempo sin regatear ni eludir los contenidos y realizar un cambio social en búsqueda constante de una justicia adecuada para la transformación de la sociedad ceutí.

En síntesis, se tiene la obligación de convertir nuestra ciudad en un referente a nivel nacional, para dar lugar a que se vea a Ceuta como una urbe con expectativas reales de poder hacer grandes inversiones que hagan florecer el tejido productivo de la misma. Debemos de alcanzar una democracia social fiel a los acentos de modernidad de un sistema político que inicie su andadura, llevando cambios a nuevos ámbitos con una actitud clara de asumir retos de progreso.

El verdadero compromiso radica en identificar el presente y el futuro de nuestra ciudad, esforzándonos para que la Constitución no sea únicamente una solemne declaración de derechos, sino el fundamento efectivo de una democracia estable y justa. Por ello es necesario que las fuerzas políticas contribuyan al planteamiento y resolución de los grandes problemas que afectan a Ceuta.

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