Vinicius, no seas tonto y vente para Ceuta

Vinicius expresa al colegiado que le llaman mono. Pablo orano-REUTERS
Vinicius expresa al colegiado que le llaman mono. Pablo Morano-REUTERS

Llevo bastante sin escribir, y quiero retomar esta oportunidad con una confesión para mi vergüenza pública. No soy futbolero. ¿Qué quieren que les diga? No comparto esa pasión visceral con la mayor parte de la población, excepto en el mundial de 2010, pero aquello fue otra cosa, aquello fue un festival patrio del que no pude evadirme. ¿Quién podía resistirse al Waka Waka y a la cerveza? ¡Viva Iniesta!

Yo, como no entiendo mucho de fútbol, he consultado con amigos míos que si bien ahora militan en geriátricos y residencias de primera división, en su día sí le daban al otro balón, no al de oxígeno, y sí pisotearon verdes céspedes y escupieron a gusto mientras correteaban junto a sus compañeros para meter goles. Y ellos me lo han corroborado. Ellos jamás sufrieron racismo.

Ellos recibían gritos diferentes, se acordaban de sus madres, les amenazaban de muerte cuando metían goles, se metían con sus orejas, con su calvicie, se mofaban de sus nombres, hacían cánticos poniendo en duda su virilidad, insinuaban a grito pelado que sus mujeres les eran infieles..., en fin, el suave murmullo habitual del que disfruta cualquier jugador de fútbol. ¿¿Pero mono?? ¡En la vida! Eso es una cosa bastante denigrante, zafia, de mala educación, además de inconstitucional, y ponen en una situación de estrés mental insostenible a cualquier jugador.

Por tanto, estoy indignado con el racismo que ha sufrido Vinicius. No se puede tolerar en una sociedad como esta, justa y democrática, con valores asentados y políticos comprometidos. Vinicius, y cualquier otro jugador, debería estar en igualdad de condiciones y sufrir exclusivamente los insultos y vejaciones estándar. Que se metan con tu madre es una cosa, pero ¿con tu raza? Por ahí no podemos pasar.

Dicho esto, se me acaba de encender la bombilla. ¿Y si fuera buena idea denunciar cualquier tipo de insulto como violencia verbal? Interesante idea..., pero no, no quiero desviarme de mi objetivo.

Mi objetivo es que Vinicius venga a Ceuta. Porque Ceuta es una ciudad sin racismo y multicultural, aunque ojo, sólo de cuatro culturas. Si Vinicius finalmente lee mi escrito y se decide, tendrá que optar por una de las cuatro. De otro modo se encontraría fuera del circuito oficial, y no podría optar a subvenciones, a premios de convivencia, a reconocimientos de tolerancia religiosa y todo eso. Además, aquí no he escuchado nunca eso de “mono”. ¡Y que se atrevan!

Por tanto, esto es un llamamiento sincero para que ese chico al que se le da tan bien el fútbol, contacte con la AD Ceuta y presente su curriculum. A cambio, recibirá mucho cariño, la posibilidad de participar en un nuevo proyecto deportivo con un potencial de crecimiento enorme, la garantía de que, si opta por una de las cuatro culturas, no recibirá más que insultos del montón y, sobre todo, algo menos de dinero. Pero, al fin y al cabo, es de sobra conocido que el vil metal no da la felicidad y seguro que ese muchacho prefiere ser muy feliz. Eso sí, habrá antes que tranquilizarle, vaya a pensar que tenemos la fauna de Gibraltar. Esa confusión podría ser de muy mal gusto dadas las circunstancias y frustrar el fichaje.

Te esperamos con los brazos abiertos Vinicius. No te lo pienses, con nosotros no tendrás problemas. No te preocupes, la cláusula de rescisión igual te la paga la ciudad, que aquí no hay problemas de dinero.

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