40º Aniversario de la Constitución

Hoy 6 de diciembre celebramos el cuadragésimo aniversario de nuestra Constitución y desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) nos unimos a la conmemoración de esta fiesta de la Democracia fruto del consenso, del esfuerzo y del respeto demostrado por los españoles y las españolas a lo largo de estos años.

Se cumplen cuarenta años de la aprobación por referéndum de nuestra Constitución, gracias a ella, los y las españolas pudimos avanzar en un camino hacia nuestro reencuentro como sociedad.

La España de 2018, en cualquier caso, no es ya la de 1978. La sociedad española ha evolucionado mucho más, ha avanzado en sus valores, su forma de comprender las cosas ha cambiado y sobre todo su modo de actuar. Es por ello que ahora es necesaria una renovación de nuestra Constitución, una transformación que permita al 72% de la población actual que no se pronunció sobre la misma, sentirla como suya, partícipe de la construcción de un nuevo molde para la sociedad que queremos construir.

Desde el MDyC entendemos que es necesario introducir en nuestra Carta Magna una serie de cuestiones o que no están integradas, o que no están suficientemente defendidas o que no están totalmente claras. Es imprescindible que los derechos sociales sean incluidos en nuestro texto fundamental, derechos como la vivienda, el trabajo, la sanidad o la educación queden claramente defendidos y orientados al interés general, es necesaria la definición de una estructura de competencias clara y concreta que divida entre los ayuntamientos, las autonomías y el estado sus responsabilidades, permitiendo la suficiencia financiera de cada uno de los estamentos. Lograr una mayor independencia del poder judicial, que evite la actual injerencia política, como hemos comprobado con el pacto entre PP y PSOE para “controlar desde atrás”, una cuestión que ha abochornado a todo el estamento judicial; o la desaparición del Senado o su transformación en una verdadera cámara territorial o por ejemplo la elección de la forma de Estado.

Por ello, desde el MDyC, no podemos dejar pasar este 40 cumpleaños de nuestra Carta Magna sin recordar que la solución no vendrá de la inserción de artículos inamovibles en la Constitución, sino del intercambio de principios flexibles entre actores políticos que den solución a los problemas de los y las españolas, no que busquen su enfrentamiento.

Es incomprensible que quienes están descomponiendo el Estado social y democrático de derecho, que implantaba nuestra Constitución, se erijan en sus más “aguerridos defensores”, quienes por la terrible reducción del gasto público provocaron el desmantelamiento de la sanidad pública, la reducción de la educación, la aplicación de una ley de pensiones que reduce la capacidad adquisitiva de nuestros mayores, la práctica desaparición de los derechos sociales que están amparados en la ley de dependencia y a la que han dejado sin recursos, etc. Una supuesta defensa numantina de la Constitución que en realidad sólo busca afianzar sus privilegios.

Sigue siendo totalmente necesaria esa Reforma Constitucional, necesitamos darnos todos y todas las españolas una nueva norma, a través de un nuevo consenso que fundamente los logros alcanzados y, sobre todo, los proteja de cualquier posible ajuste como ha hecho en estos cuatro años el Partido Popular. No podemos consentir que quienes han destruido nuestro Estado Social y de Derecho, se nieguen a modificarla, quienes fueron los primeros en oponerse a ella, sean ahora sus máximos defensores.

Y en el campo de las libertades es irrisorio que se proclamen adalides del texto fundamental quienes han impuesto una ley de seguridad que atenta contra las libertades fundamentales como la de reunión, expresión o manifestación, por las que tanto ha luchado la sociedad, o se violen los Derechos Humanos con el reconocimiento de las llamadas “devoluciones en caliente”, o nos ridiculicen ante el mundo con la supresión de la justicia universal que puso en libertad a delincuentes internacionales.

Ellos pueden modificarla cuando lo deseen; los y las españolas que exigimos su cambio, no podemos ni expresar esa posibilidad porque dicen que atenta contra nuestro sistema de convivencia. El Gobierno de Mariano Rajoy con su obsesiva destrucción de los derechos que en ellos se contempla ha hecho más daño a nuestra sociedad.

Necesitamos un nuevo orden constitucional, un nuevo consenso en el que la participación de los y las ciudadanas sea decisiva y esté por encima de acuerdos bipartidistas que sólo beneficien a las estructuras actuales, perdurando los intereses de estas clases poderosas. Así lo hemos visto con el “reparto” del poder judicial con la manipulación que estos dos partidos han hecho de esa “independencia” judicial.

Necesitamos Un nuevo proyecto de convivencia en el que se incluyan las bases que fundamenten nuestra nueva sociedad, donde estén salvaguardados los derechos fundamentales de las tres generaciones (los derechos civiles y políticos; los derechos económicos, sociales y culturales; y los llamados derechos de tercera generación: al desarrollo, al medio ambiente, a la justicia social, a la paz, etc.). Todos estos derechos deben blindarse en nuestra nueva Constitución para que no vuelva a ocurrir lo que estos “aguerridos defensores” de “su” norma fundamental ya han hecho durante el último mandato de Rajoy, que no nos la vuelvan a robar, porque la Constitución debe ser de todos y de todas.

Precisamos darnos una nueva Constitución en la que las ilusiones de todos y todas las españolas se encuentren reflejadas en ella, que nos permita volver a tener la capacidad de construir un futuro como deseemos, de prosperidad, de concordia. No podemos encorsetar a quienes mayoritariamente no aprobamos esa Norma en un espacio que necesita de una renovación para generar esperanza en el futuro, quienes confiamos en un mañana de progreso y desarrollo para España, deseamos que nuestra Constitución sea de y para todos y todas las españolas.

Desde el MDyC instamos al acatamiento de nuestro ordenamiento constitucional, pero para dar solución a los problemas surgidos en estos cuarenta años de vida democrática, sólo puede hacerse mediante el diálogo, exigir que nuestra Carta Magna vuelva a ser la de todos y todas, vuelva a ser un núcleo de cohesión y, sobre todo, de futuro. Y para ello una gran mayoría de la sociedad estamos por cambiar la Constitución, para que ellos no puedan robarnos la democracia que nos dimos y podamos incluir en nuestra norma las cuestiones que entre todos y todas decidamos. Para este cambio debemos luchar para agrandar nuestra democracia.

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