PPizzas, bocadillos y desescalada

Presentación1

Comunidad de Madrid.

 ¿Quién gobierna?

Isabel Díaz Ayuso. Presidenta (PP),

Ignacio Aguado. Vicepresidente(Cs),

y Vox, la clave fundamental y condición sine qua non para que esto suceda, Ayuso presidenta.

La gestión de las residencias de ancianos en dicha comunidad ya sabemos, desgraciadamente, cómo ha sido y las consecuencias terribles que actuaciones pasadas han potenciado en el presente.

Ayuso decidió en plena crisis que la Consejería de Sanidad, en manos del PP, tomara el control de las residencias de mayores para supervisar el estado de salud de los internos. Competencia que pertenecía al Área de Políticas Sociales, liderada por Ciudadanos.

Habrá alguien que piense que Ayuso estaba responsabilizando a uno de sus socios de gobierno, Cs, de una mala gestión de las residencias de mayores. Otras personas lo tendrán, directamente, claro.

Esto puede ser una opinión. Lo que no lo es, es que hoy día hay casi cincuenta denuncias de familiares de ancianos en la Fiscalía; dos autos judiciales que obligan a la Comunidad de Madrid a poner personal sanitario suficiente en los centros de “manera inmediata” a través de medidas cautelares urgentes; unos 1500 niños y niñas de familias vulnerables están siendo alimentados  con menús de comida rápida (lo que coloquialmente llaman comida basura) y la dimisión de la directora general de Salud Pública de Madrid, por no estar de acuerdo con la idea de Ayuso de pase a la fase 1 de la desescalada.

Estas situaciones no son juicios de valor, son ejemplos de gestión o causas de esa gestión. Nefasta. Podemos añadir el trato que se está propiciando a los sanitarios incluso durante la pandemia. Tipos de contratos, alojamiento, medios, etc.

Pero es que, además, la señora Ayuso es capaz de contradecirse y desmentirse a sí misma en la misma frase, en la misma intervención o al día siguiente. Ejemplo de “coherencia”, una de las virtudes de todo buen político, pero en especial de un buen gestor.

Veamos alguno de la miríada de ejemplos posibles:

Hace unos días la Sra. Ayuso indica: Que le den una pizza a un niño no creo que sea un problema. No contenta con esto añadía: “No es un problema creo, que los niños que están confinados y jartos de estar ahí tengan que aguantar los menús que le podrían poner sus señorías de Podemos, que a lo mejor son los menús de Venezuela, es decir, nada”.     

Ambas frases son para psicoanalizar en profundidad, pero, sobre todo, retratan a su autora ¡una vez más!

Citaré a alguien de un nivel ligeramente superior a sus argumentos para que no necesite una videoconferencia con Casado para que se lo explique, aunque, quizás éste, a su vez, necesite una videoconferencia con los asesores del señor Vivas para que se lo expliquen, pero quizás éstos, a su vez, necesiten una videoconferencia con la señora Ayuso para que se lo explique. No me extraña que se limiten a copiar a Vox, clave del gobierno de Ayuso en Madrid. Aquí en Ceuta quedan relegados a una piedrecilla en los zapatos del señor Vivas. Pero parece estar cómodo con esa injerencia bajo sus pies. Sin duda con ella, pasará a la historia por mucho que lo intente evitar al final de la legislatura.

La frase sobre las intervenciones de la Sra. Ayuso es: “Hasta el infinito y más allá”, pero la de Buzz Lightyear en la película Toy Story, no se me vayan al tratado matemático-filosófico del siglo XIX por favor. Eso es harina de otro costal y no apto para alguien que es capaz de defender que comer pizzas y hamburguesas, bocadillos y fritos, a diario, es sano o, al menos, no nocivo para críos en edad de crecimiento. Pero he aquí que pocos días después de estas declaraciones y tras haberlas defendido en todos los medios posibles va y …. rectifica, empezará a dar “menús ordinarios” a los niños vulnerables a partir del 18 de mayo, día en el que expira el contrato con las empresas anteriores.

Este miércoles Ayuso aseguraba que Madrid no tendrá “prisa” para entrar en la Fase 1 de la desescalada.

El jueves, un día después, Ayuso pide al Gobierno entrar en la fase 1 de la desescalada.

Y su directora general de Salud Pública, una profesional de la sanidad, curtida con el ébola, una científica que ha estado en primera línea en la lucha contra el COVID-19 dimite por no estar de acuerdo. Supongo que Ayuso, mientras reparte el menú “basurilla” correspondiente, en su bicicleta sin frenos, irá pensando “¿qué sabrá está?, ¡mira que dimitir y llevarme la contraria...!, ¡Uy, otra vez pensando en voz alta! Aguado, ¿son gigantes lo que tenemos ante nosotros?, ¡qué más da! ¡Hasta el infinito y más allá!”.

Creo que esto es lo que los señores Casado y Vivas denominan excelente gestión de la crisis.

Algunos pensarán que rectificar es de sabios, y así es, pero rectificar continuamente cada una de nuestras actuaciones y de forma, prácticamente inmediata, lo que demuestra es la incapacidad de quienes lo hacen y que los auténticos sabios, o al menos, sensatos, son los que se alejan de estos iluminados.

Alabo la coherencia y decencia de su dimisión, Sra. Carmen Yolanda Fuentes.

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