Que Ciudadanos y el Partido Popular no hayan tenido una posición firme ante la última propuesta de Vox, ese partido machista y xenófobo que sostiene al Gobierno de Andalucía, es una señal inequívoca de la connivencia electoralista, simplista e interesada, que llevan a ciertas personas al poder. Que Vox tenga en su programa electoral acabar con los derechos de las mujeres es una realidad, que Ciudadanos y el Partido Popular defiendan la igualdad, es una falsedad. Es la hipocresía de la política, esa que es capaz de negociar lo que yo entiendo que se debe de blindar. La protección de las mujeres víctimas de la violencia de género no cabe en una negociación.

Para poner un poco de antecedente, voy a volver a recalcar que el diputado Serrano ha registrado en el Parlamento andaluz una petición para que el Gobierno de la comunidad conceda la relación de todos los trabajadores y las trabajadoras, con sus nombres y apellidos, de las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género. Es decir, el nombre de quienes están en los equipos psicosociales de los juzgados de Familia y de Menores que evalúan el riesgo que sufren las víctimas de la violencia machista.

¿Acaso existe algo más miserable, misógino y repugnante que esta persecución propia de otra época añorada por fascistas? 

Lejos de considerar la propuesta machista, es ridícula. Y es ridícula porque Vox desconoce profundamente el sistema judicial pues estos informes no son vinculantes  y, por tanto, son los jueces y las juezas quienes determinan las órdenes de protección y las condenas. ¿O acaso está dudando Vox de la Justicia? 

El objetivo de Vox es propagar los mitos de la violencia de género, coaccionar a quienes diariamente trabajan en este ámbito  y poner en riesgo la vida de las mujeres. Vox sabe que las mujeres somos capaces de dar la vuelta a la historia y luchar sin precedente. Vox sabe que falta a la verdad, pero necesita retroalimentar a la caverna patriarcal que quiere seguir teniendo privilegios y dominio sobre nosotras. Es indiscutible que una de las principales causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 44 años en todo el mundo es la violencia de género. No lo digo yo, lo dice un informe de la ONU, que sitúa que siete de cada 10 mujeres en el mundo sufrirá violencia física o sexual en algún momento de su vida. 

Que sí, que yo entiendo que es difícil de entender que a las mujeres nos asesinan, nos acosan y nos maltratan por ser mujeres, por la desigualdad estructural patriarcal que existe en la sociedad. Y también entiendo que es difícil querer dejar de tener esa posición de superioridad, una posición que quiere ser mantenida únicamente por los machistas, pues es indiscutible que los hombres igualitarios están en esta batalla feminista imbatible e invencible.

Pero a Vox hay que decirle que no le tenemos miedo. Que no nos va a condicionar en nuestra lucha. Que nadie nos va a silenciar y que le va a faltar papel para apuntar los nombres de todas las personas que trabajan para y por la igualdad.

Soy experta y formadora en género, un “arma potentemente peligrosa”. He llevado durante muchos años la secretaria de Igualdad y Educación del PSOE de Ceuta, soy presidenta de Búscome y miembro del Comité Organizador de la Plataforma Feminista de Ceuta.  Ejecuto, desde la dirección, el plan de Igualdad en mi colegio y nunca dejaré de trabajar contra la Violencia de Género.

Así que, apunta mi nombre Vox. Y cuando lo hagáis, comenzar a hablar de las políticas económicas, de empleo, sanitarias, ambientales, culturales y educativas. 
A ver si va a ser que sois vosotros los que verdaderamente tenéis que vivir políticamente del feminismo. 

 

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