24 mayo: “Madama Butterfly”, ópera de Giacomo Puccini
La Consejería de Cultura pone sobre las tablas del Teatro Revellín, el próximo 24 de mayo, a partir de las siete y media de la tarde, la ópera "Madama Butterfly", de Giacomo Puccini, con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, inspirado en la obra de teatro de David Belasco, bajo la dirección artística de María José Molina y dirección musical de la Orquesta Filarmónica Materlirica, con Carlos Díez a la batuta, y producida por Materlirica Espectáculos. La duración estimada de la función ronda las dos horas, con un intermedio.
Las localidades están disponibles tanto en la taquilla del teatro como a través de la web de la Ciudad. Los precios varían según la ubicación: patio anterior, completo; patio posterior, 12 euros; palco, 6 euros; y visibilidad reducida, 4 euros.
Los colectivos habituales —familias numerosas, niños de entre 2 y 13 años, mayores de 60, personas con discapacidad, en situación de desempleo o con carnet joven— podrán beneficiarse de un descuento de dos euros, salvo en las entradas de visibilidad reducida.
Nagasaki, a fines del siglo XIX
La historia narra el drama de Cio-Cio-San, una joven geisha japonesa que, deslumbrada por las promesas de amor eterno de un oficial estadounidense, renuncia a su cultura y se convierte al cristianismo para casarse con él. Para ella, el compromiso es eterno; para él, apenas una aventura temporal.
Él regresa a su país, dejándola embarazada y esperanzada con su regreso. Años después, cuando el oficial regresa, lo hace con su nueva esposa americana y la intención de llevarse al hijo, lo que sella el destino trágico de Butterfly.
Considerada una de las grandes óperas de Puccini, "Madama Butterfly" es un retrato de la vulnerabilidad, el choque cultural y el abandono, con una partitura tan conmovedora como exigente.
La producción cuenta con escenografía, vestuario y ambientación clásica que respetan el estilo original de la obra, y un reparto encabezado por sopranos y tenores de trayectoria nacional e internacional. El montaje está adaptado a teatros como el Revellín, con atención especial a la proyección vocal y la atmósfera dramática.