Iglesias en un callejón de difícil salida...

Podemos Pablo Iglesias Hundidos TeleMadrid

La puesta en escena en vivo y en directo, de las negociaciones entre Podemos y el PSOE, Iglesias y Sánchez, nos ha enseñado a los españoles una lección: “en política las formas son tan importantes como el fondo”. “El aquelarre de ofensas” (Simancas dixit) de las portavoces de PP, Cs y Podemos contra la vicepresidenta, llamada al Pleno del Congreso a hablar del Open Arms y la política migratoria, y a la que ninguna de ellas -Cayetana, Arrimadas y Vera- escuchó, ni contestó en clave de crisis migratoria, sino con descalificaciones personales, nos da una idea del bajísimo nivel profesional y ético de los y las dirigentes que vinieron a “regenerar la democracia”.

Igual que en la vida, pretender ganarse el cariño o la confianza del “socio” con el palo y la zanahoria, suele acabar en fracaso. El chantaje y la imposición a sabiendas de que el partido ganador necesita ese aporte de escaños del bloque izquierdista para formar Gobierno, aunque hayas perdido las elecciones y no tengas alternativa alguna, es impropio de un comportamiento corresponsable con el juego limpio de la democracia. Y sobre todo, cuando lleva hasta el punto de bloquear la vida política del Estado y del país con grave perjuicio económico para la ciudadanía. Máxime cuando se evidencia que la causa son “los sillones exigidos”. Primero porque no se los dan, segundo porque cuando se los dan los desprecian. Y tercero porque cuando los han despreciado los vuelven a pedir. Como dice Ábalos, "esto no es serio" ni mucho menos está al nivel que España merece de sus dirigentes políticos. “Ese tren pasó” pero dejó el arcén cargado de desconfianzas y descalificaciones inasumibles. La última de ellas: “Llamar a la vicepresidenta Carmen Calvo, “Calvini” en clara comparación con el fascista ministro de Interior Italiano, Matteo Calvini y su discurso xenófobo, machista, fascista, no tiene un pase.

No es la primera vez que esto sucede. Preámbulos de estos bloqueos desde la formación morada ya vivimos en diciembre del 2015, junio del 2016, julio de 21019. Incluso, ejemplo claro de la irrealidad en la que viven los dirigentes morados es lo sucedido, y que sigue sucediendo, en La Rioja. Aunque hay muchos más. En La Rioja, con un solo escaño pretendían convertirlo en tres consejerías (de ocho), versus 15 escaños del PSOE. Bloqueada la investidura de la socialista Concha Andreu, por el enroque de Raquel Romero, PDs, después desbloqueada a cambio de una Consejería, dio comienzo a una bochornosa pelea, entre dirigentes del polemistas riojanos para ver quien se quedaba con la Consejería.

Todo esto, ante la indiferencia manifiesta del máximo dirigente de la formación, Pablo Iglesias, más centrado en el nepotismo sobre su cúpula, donde el disidente es expulsado u obligado a marcharse. Como así prueba que de los diez fundadores principales, sólo permanezcan a su lado dos: Montero y Echenique. Errejón, Bescansa, Espinar, Alegre, Domenech, T. Rodríguez, González “kichi”, Urban, Bustinduy, solo por citar algunos, han huido denunciado nepotismo y mala praxis en el asunto de la falta de apoyo al PSOE.

Han pasado casi cuatro años de aquella esperpéntica rueda de prensa de Iglesias, en 2015, con la escenografía bolchevique, Lenin rodeado de la cúpula fundadora de Podemos -ya huida- exigiendo a Sánchez un "gobierno de cambio y paritario" que debería ser proporcional a los apoyos del 20-D y en el que ya exigía una Vicepresidencia para él y una serie de ministerios y áreas: Economía; RTVE; Educación, Sanidad; Servicios sociales; Defensa; Interior; Exteriores y Cooperación, el CNI, el BOE. Es decir, un Gobierno de Podemos con una Presidencia honorífica y sin apenas funciones de Pedro Sánchez que tendría que conformarse con el resto de ministerios que Iglesias dejara libres. Así fue. Y así se vivió desde el lado progresista español. Un tornado político populista desenfrenado como una pesadilla alejada de la realidad y que cuatro años más tarde, todavía no ha tocado tierra y sigue causando estragos.

Regalar el Gobierno a Rajoy partió en dos a Podemos

En aquel entonces, al no obtener los sillones exigidos, prefirió el líder morado dejar que gobernara la derecha. El PP de Mariano Rajoy, que estaba inmerso en una masiva corrupción con muchos casos enjuiciados, con bastantes sentencias condenatorias y otras que llegarían en el trascurso de los siguientes años, volvió a gobernar gracias a Iglesias. Como dice nuestra colaboradora Maria Mir-Rocafort: “Antes muertos que sencillos” o mejor como dicen ciertos memes que circulan por las redes: “Antes muertas que Sin-sillas”.

Ya no están en la foto bolchevique ninguna de las personas que aparecieron aquel diciembre del 2015, salvo su pareja, Irene Montero, con la que le une la paternidad de tres hijos pequeños y Pablo Echenique, al que ha culpado del estrepitoso fracaso electoral y al que ha mandado de emisario en la negociación del pasado mes de julio. Una negociación, tan grosera y maleducada que tenia todos los ingredientes que harían fracasar una investidura. Estos dos, parecen ser los únicos lazos que inspiran confianza al líder morado. Los que se han marchado, todos se han ido por el mismo camino y por el mismo motivo. El nepotismo, la censura, la exclusión de aquel que no piensa como Iglesias. Él es el partido. En aquel entonces, tuvo mucha acogida el efecto sorpresa de un discurso “que supo apropiarse” de la inocencia juvenil y los “movimientos del 15M”, así como de la frustración de no pocos progres burgueses intelectuales cansados del desgaste de la política socialista y de otras izquierdas. Logró nada menos que 70 escaños. Obvio, no todos eran de Podemos, consiguió aglutinar a toda la izquierda comunista y las confluencias regionales identitarias catalanas, gallegas, valencianas y en parte, andaluzas. En Euskadi nunca creyeron a Iglesias. Por eso Aitor Esteban, el del botijo y el relator, les pone en el sitio y les habla de tú a tú, no tengas tanta ansia Pablo, “el cielo se conquista nube a nube”.

La consecuencia inmediata de regalar el Gobierno a Mariano Rajoy y al corrupto PP, partió en dos al partido de Podemos, que pasó de 71 escaños a 42, casi la mitad, y a perder casi un millón y medio de votantes. De nuevo, golpe de maquillaje de Iglesias que vio pasar otra corriente masiva con la eclosión en las calles del feminismo y la reivindicación de los derechos de las mujeres. Con un nuevo golpe de batuta, pasó de llamarse Podemos a Unidas Podemos. En un nuevo giro propagandístico dístico y un gesto oportunista para intentar apropiarse de un movimiento feminista que se expandía por el mundo. Pero no cayó en la cuenta de que este movimiento llevaba décadas luchando y ya tenía copyright en los partidos feministas y el propio PSOE, en cuyo seno el feminismo activista llevaba años luchando por los derechos de las mujeres. Volvió a pinchar Iglesias y su “muchachada boys”, presentándose siempre despatarrado y en pose macho alfa, rodeado de sus Barones, varones, delante de carteles feministas que rezaban: “Unidas Podemos”. Su pasión por el marketing político no le dejó observar tan garrafal error. La imagen decía una cosa y las palabras desbarraban en una especie de playback desacompasado que sonaba a falso.

Hasta aquí un breve resumen de su fulgurante carrera, el apoyo de La Sexta y sus ocho horas diarias de machaque y exaltación del “amado líder”. Y pasamos del primer asalto fallido al cielo, al actual cuya fecha tope, el 23 de septiembre, quedará visto para sentencia. En 2015 y 2016 no consiguió ser vicepresidente pero sí su oculto objetivo: que el PSOE no gobernara. Las urnas le han castigado por ello. Hoy, cuatro años más tarde, de fracaso en fracaso, ha perdido las pocas alcaldías importantes que sus confluencias consiguieron, y las que quedan Barcelona y Cádiz, le han abandonado. Ya no exige el ochenta por ciento del gobierno para él, como en aquel entonces, ha perdido fuerza interna, y los suyos le acechan desde fuera, incluso los valencianos, los catalanes y las vertientes andaluza y madrileña, ya no están con él.

Callejón de difícil salida pero no imposible

Está cada vez más al fondo del callejón sin salida. Sabe que si fuerza nuevas elecciones caerán sus apoyos a la mitad, aunque su alma leninista prefiera seguir matando al Psoe. Ahora es padre de familia numerosa en sólo dos años, ha cambiado a una residencia de lujo con muchos gastos y tiene que pensar en su futuro y el de su familia. Ya no sabemos si sólo con que no gobierne el PSOE es bastante para él.

Otra gran diferencia con respecto a hace cuatro años, e incluso con respecto a hace apenas un mes, es que sus votantes, que al principio no captaban esta vena “asesina de las izquierdas”, poco a poco van cayendo en la evidencia y no les gusta. Sabe que si ahora no se sube al tren del Gobierno socialista, su estatus como líder del cuarto partido del país, está tocado de UVI . Pero también sabe que si el Psoe no le abre las puertas para subirse a ese tren, y vuelve a impedir un “gobierno de izquierdas”, la credibilidad que le queda saltará por los aires.

De todas maneras su ego -su más preciado tesoro- está tocado. Su segundo asalto a los cielos fallido. Ahora solo cabe esperar si al final el "tornado Iglesias” pondrá los pies en la realidad y hará caso al vasco Aitor Esteban de intentar conquistar el cielo, nube a nube, consciente de que es perdedor de elecciones una tras otra. O intentará morir matando. Me inclino a pensar que lo primero. Solo hace falta que alguien con un ingenio asombrosamente atroz, que no se si existirá, le plantee una salida honrosa de mano tendida. Y con toda seguridad que, esta vez si, la aceptará. No le queda otro remedio.