El exorcista del Papa: la eterna batalla del mal contra los hombres

El exorcista del Papa: la eterna batalla del mal contra los hombres
Omar Cruz
Omar Cruz

El horror, es un fenómeno que nos lleva a transitar por lugares inusuales y desconocidos. En este sitio habitan fenómenos terribles que nos puedan arrastrar a la locura, al desenfreno al inminente caos en lo más profundo de nuestra sangre y memoria. Es por eso que, creo yo, es importante tomar el horror y sus rituales con la seriedad suficiente para no dejarnos llevar por la corriente de misterios y lugubridad que habita en el manto de esta palabra.

Hay quienes deciden acercarse a lo divino para batallar junto a Dios contra los demonios y demás bestias que los atormentan. Así mismo, otros crean sus propios rituales, sus propios caminos y formas de combatir todo lo que está relacionado con la maldad y la oscuridad que la ciencia y otros fenómenos de estudio no nos pueden probar. Surge entonces, la necesidad de explicar porque tales seres deciden venir a la tierra y causar sufrimiento, dolor en aquellas almas que aún buscan reposo o incluso en las que ya lo encontraron, pero han ido cayendo lentamente en la misma boca del terrible y desastroso abismo.

Desde estas premisas, creo yo, surge la película “El exorcista del Papa” del cineasta de origen australiano Julius Avery. Una cinta que nos lleva a conocer de manera atrevida la historia del que fuera el exorcista en jefe del Vaticano, Gabriele Amorth y también a desangrar la ficción y el horror de una manera ya conocida en esta industria del cine de suspenso y horror. Si bien es cierto que, a veces, la realidad y lo ficticio no están del todo alejados debo destacar que, en esta obra nos encontramos con una cantidad de efectos especiales macabros que terminan de diluir la potencia del guión, dejando así al actor principal (Rusell Crowe) como lo único capaz de atraparte después de tanta alteración e imagen convulsa dentro de la cinta.

Entonces, nos queda hablar de la fotografía que también nos deja muy poco que destacar pero que, al menos nos entrega imágenes perfectas de antiguas catedrales y escenas de suspenso que nos llevan a la reflexión o incluso a querer saber más sobre la vida de este sacerdote que se atrevió a enfrentar no solo con la fé, sino también con argumentos de la ciencia a todo aquello que desconocemos o que, simplemente no hemos experimentado en carne propia.

La película nos acerca a la vida de Gabriele Amorth pero también a su trabajo de exorcizar y combatir a quienes han decidido atormentar a los hombres, a los demonios que poseen a otros hombres en un sentido figurado y no metafórico. Esta parte me parece interesante, ya que el cineasta se encarga de mostrarnos un lado de la historia que conocemos pero que, no podemos afirmar. El miedo es un instrumento grande y nuestro cerebro lo vuelve imponente pero la fé, hace de este una causalidad raquítica que termina de hundir a quienes se dejan llevar por lo desconocido y terminan siendo atraídos a lugares de los que muy difícilmente podrán salir.

“El exorcista del Papa” es una película que nos deja mucho que desear, quienes seguimos el trabajo de lo paranormal siempre esperamos algo más, algo que nos vuele la cabeza, que nos haga dudar. Pero esta cinta se queda muy corta, por momentos se vuelve hasta tediosa y uno cree que, estando “el gladiador”, será imposible para el demonio “Asmodeus” ganar a la fé y la fuerza de voluntad que habita en aquel hombre.

“El exorcista del Papa” nos ha demostrado que es importante mantener la vigencia del cine de suspense y misterio pero que, es necesaria la verdadera tenacidad para entregar cintas que realmente hagan un homenaje a la locura y el desenfreno que históricamente ha caracterizado a este género dentro del cine. Me resta decir que, Julius Avery hace un trabajo bueno, pero apaga la fuerza y el poder de su guión con el ruido inmenso de los efectos especiales.

El exorcista del Papa: la eterna batalla del mal contra los hombres
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